Hygge: la receta para ser feliz
Frío fuera, anochece pronto, ha llegado el momento perfecto para practicar hygge, la receta de los daneses para ser felices que consiste en disfrutar de las pequeñas cosas. El hygge es concederte permiso para sentirte en calma y segura; es sentir el fuerte vínculo con los tuyos y contigo misma.
Hace tiempo leí un libro que en cuanto acabé la primera página dije: ‘esto es Vera & the birds’. Se trataba de ‘Hygge. La felicidad de las pequeñas cosas’ y cuenta cómo Dinamarca, un país gélido y con impuestos elevadísimos, cuenta con la población más feliz del mundo. Y todo se debe al hygge.
Buenas noticias: seguramente tú ya practicas hygge desde hace tiempo. Y más buenas noticias, ha empezado la temporada en la que más apetece practicarlo. Si todavía no lo haces, he aquí algunos tips mágicos que pueden ayudarte.
CÓMO PRACTICAR HYGGE
- Cosas ricas. La comida apetecible, sabrosa y tradicional no puede faltar en un momento hygge. Si es hecho en casa, suma muchos puntos. Hornea un pastel, haz pan con tus peques o invita a cenar a tus amigos y atrévete a ser la chef.
- Crear la atmósfera. La luz es hogar y los daneses le dan muchísima importancia a la luz. ¿Te ha pasado laguna vez esto?: Una noche de invierno, vas andando por la calle, pelada de frío, miras hacia un edificio y ves una casa -un hogar- inundado con una luz cálida. Sientes una envidia tremenda y aprietas el paso. Para crear ambiente cálido no se necesita mucho: una lámpara estratégicamente colocada en un rincón, unas cuantas velas en la repisa de la ventana y ya está.
- Los tuyos. El gran misterio, desvelado. El hecho de que seamos más o menos felices depende en gran medida de nuestras relaciones sociales. Eso es así. Querer y ser queridos. El hygge tiene muchas patas pero la principal es el sentimiento de unidad, de estar con los tuyos compartiendo el momento.
- Un par de calcetines de lana. Si son viejos y bien gruesos, tanto mejor. Si hay calor en los pies, hay calor en el corazón.
- Presencia. Estar aquí y ahora, en el momento presente. Disfrutando de esa cena con amigos o de la lectura de un buen libro en el sofá. ¿Sabes qué es el enemigo numero uno del mindfulness? Ajá, los móviles. Hace poco vi no sé donde que en algunas reuniones de amigos, los móviles se quedan en un gran cuenco en la entrada. Me pareció una idea brillante. Fuera quedan las interrupciones, la dispersión y la luz azul. Dentro, la conexión real entre personas, la charla y el amor.
- Música. capaz de alterar cualquier estado de ánimo, la música es un poderoso aliado para insuflar vida a un ambiente. Una música suave y que acompañe cambiará el color de tus encuentros más hygge. Te dejo una lista de spotify que he creado especialmente para que te acurruques en el sofá, agarres un libroy disfrutes
- Bajar la guardia. Nos pasamos el día con las orejas levantadas, en alerta. El día es ciertamente un poco jungla y cuando llegamos a casa, ahí esta nuestro refugio. Atrás queda el estrés, los marrones, el trato impersonal y llegamos a nuestra zona de confort (bien entendida). El lugar que nos da cobijo, donde vive la tribu que amamos. Donde por fin podemos bajar la guardia y ser nosotros.
- Una infusión calentita. El 86% de los daneses asocian hygge con una bebida caliente y no es de extrañar. Agarrar fuerte la taza con las manos y que su calor te invada. Soplar el humo y empezar a dar pequeños sorbos, mientras empiezas a hablar de cualquier cosa con tu amiga. Eso es muy hygge.
- Gratitud. Se trata de no dar las cosas por sentado y agradecer todo lo bueno que te da la vida. Practicar la gratitud de manera disciplinada aumenta la felicidad.
1 comentario
Qué ganas me han dado de tumbarme en el sofá, con el perro a mis pies, la mantita encima y la música de Spotify…Aunque ahora me toca trabajar, así que aplicaré un poquito de Hygge con una infusión calentita y tu selección musical, mientras escribo posts para blogs…
¡Un abrazo, Alex!
cristina fuertes
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