Desayuna en la cama
Se avecinan varios días de fiesta. Elige uno. Al azar o planeado. Y desayuna en la cama.
Dirígete a la cocina y pon un poco de música: sin darte cuenta la estancia se teñirá de colores y notas. Pon tu tetera a hervir y mientras esperas el mágico borboteo prepara todas esas cosas ricas que te hacen feliz: zumo de naranja recién exprimido (antes de que se acabe la temporada), el clásico huevo pasado por agua, tostadas con tomate rallado y queso.
¿Algo dulce? En pocos minutos puedes preparar unas deliciosas tortitas, te dejo dos recetas que me encantan: la de Oh mami blue (veganas y con plátano) y si te apetece currártelo un poco más, la de Delicious Martha (en versión pastel, con choco y mermelada). Acaba de preparar el té -o café, si eres cafetera- y coloca tu manjar en una bandeja.
¿Lo tienes todo? ¡Corriendo a la cama! Desayuna, remolonea, tómate tu tiempo. Los desayunos entre sábanas son el nuevo brunch.
¿Has acabado de desayunar? Bien.
Levántate y abre tu armario. Elige una prenda que te haga sentir especial, que te la pongas y te entren ganas de comerte el mundo. Combínala con un básico cómodo: unos vaqueros de talle alto o una chaqueta de cuero desgastada.
Ya estás casi-casi.
Lávate la cara y aplícate un tratamiento que trate a tu cutis con amor. La hidratación es súper importante: tienes que estar cómoda en tu piel, así que tenlo en cuenta a la hora de elegir tu crema de día. Maquíllate si te apetece y sal a la calle a disfrutar de -por fin- la primavera.
PD = ¿Todo esto que te estoy contando te da pereza porque tienes niños? Fuera excusas: ellos también pueden desayunar contigo. Será como un picnic fabuloso en familia. Luego quizás tengas que hacer una colada a tope de lejía con las sábanas y te acordarás de mi pero ¿qué más da? Habrá sido una súper aventura.
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